Lo que se sabe infinito por un segundo, lo será hasta que todos los soles se apaguen.
Aunque nuestros oídos, repletos de sonidos externos, se nieguen a escuchar de nuevo la historia.
Aunque el aire ya no llene los pulmones y ya no se mezcle con el aroma del cuerpo.
Aunque los labios ya no pronuncien las palabras que el corazón grita.
Aunque los dedos se dediquen ahora exclusivamente a hojear libros y revistas.
Y aún cuando todos los soles se apaguen, seguirá existiendo una sola partícula en la que cabremos tú, yo, él, ella y todo lo que nos rodea.
A pesar de que no se trata de ti, ni de mi, ni de ninguna persona.
En esa partícula seremos el segundo de infinidad olvidado en los límites de nuestro aquí.
A pesar de que no se trata de ti, ni de mi, ni de ninguna persona.
En esa partícula seremos el segundo de infinidad olvidado en los límites de nuestro aquí.
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