martes, 28 de julio de 2020

2020


29-07
1992

· VIII· LA FUERZA

El hilo de fuerza que sostiene esta frase es, ahora que escribo, mi voluntad creadora, mis ganas de extenderme hasta ti y también, ahora que lees, tu amable esfuerzo por retener estas palabras preexistentes en la pantalla, asimilarlas y volverlas tuyas. El hilo de fuerza virtual que sostiene esta comunión en forma de ensayo, que no es misiva al no tener destino configurante, está fuera del tiempo lineal que anuda causa y consecuencia y está también fuera del lazo histórico o presencial que nos vincularía directamente a ti y a mi. El hilo de fuerza vital que sostiene el acontecimiento que nos conjura ahora mismo es la presencia en una excepción espaciotemporal. En este instante tú y yo en la inmersión del encuentro virtual, en un espacio parecido al que compartiríamos con Mishima, Cher o nuestras ancestras fallecidas. Este pequeño espacio –casi– lleno de letras es la certeza de un acontecimiento, es registro y suceso a un tiempo.

La herida está reventada. A todo alrededor veo trozos de piel y líquido recién derramado, sangre también. Hay ámpulas aún henchidas por todas partes, también gente con agujas gigantes incandescentes que las revienta a su paso. Hordas, gritos, llamas y cadáveres. Está sucediendo, no hay tiempo ni lugar para la duda. Ayer marchaba la Hydra latinoamericana, miríadas de mujeres reclamando el derecho a la vida, azotando con rabia y aerosol las efigies de una historia ajena y exclusiva que había sido instaurada como totalidad. Hoy estamos confinadas, dentro de un paréntesis mundial, resistiéndonos al peligro que implica la presencia en cercanía. Desde el encierro buscamos la llama del encuentro virtual, la expresión, el fondo inalcanzable de nuestra propia identidad. Y también la reconfiguración del otre, ¿qué es hoy –más que nunca– eso que no soy yo pero que comparte esta experiencia, esta configuración atómica? En principio es la Tierra y los elementos que la conforman, lo que no vemos, la red virtual, la improbable convergencia que nos permite estrechar el acontecimiento que nos conjura, a ti que lees y a mí que escribo. Asombro infinito siempre. Estamos confinadas y aún así vemos el mundo ardiente. Hoy estuve allí donde George Floyd fue asesinado. Estaba en mi casa pero estuve ahí y mi corazón gritó, en soledad del cuerpo, como lo hizo cuando me rodeaba el calor físico y vocal de mis hermanas el pasado 8 de marzo. Hoy siento parte de mí reencarnar en miles que no saben ni que existo, en tiempo real, en tiempo presente gracias a la conciencia, gracias a la capacidad de nombrar, imaginar y hacer visible lo invisible. Así también sé que una parte de mi fuerza acompaña a la mujer que se enfrenta a un policía en NY, tanto como a la niña que ahora mismo se pregunta si volverá a ver a su madre mientras un humano adulto ahogado en la peste tiene planes indecibles para ella, tanto como a la adolescente Kurda que se volvió entera y fue a dar su vida para defender a su pueblo. Claro que no se trata de mí como personaje, se trata del poder que tienen la atención, la mente, la intención y el acecho, puntos en que converge la experiencia humana. Se trata de ti cada vez que piensas en alguien a quien amas o en alguien a quien temes. Se trata de esa palabra en la que tanto insistimos y que tanto manoseamos por necesitarla y no alcanzarla a veces: empatía. Hay un espectro en que mi voz es la voz del mundo entero, uno ligero que no necesita dominar otros para hacerse presente. Hay un espectro en que la experiencia compartida es certeza. Cuando vi morir a la princesa Kaguya e irse flotando a la luna en caravana musical, dejando atrás lo que fue su vida, su casa, su familia, su nostalgia por el mundo, vi también a mis abuelas que partieron, vi a mi madre irse en el futuro, presintiendo el dolor insondable de su ausencia y también vi mi propia muerte. Cuando vi a Psique perdida por las calles recordé los desamores que me desarmaron. Cuando pienso en Chihiro siento las veces que ha sido rasgada mi conciencia por el olvido. ¿Qué es este ánimo que me vincula con todo, hasta con aquello que desprecio? El paso primordial es reconocer la existencia y eso sólo sucede al encontrarse con le otre. Reconocer la existencia de otres confirma la existencia propia. Entre el glitter, la policromía y el incendio.    

M. Aroko


lunes, 22 de junio de 2020

La narrativa del “Maestro” y el “Arte” del engaño.

Este es un breve análisis que busca exponer el proceder de un maestro abusador y así volverlo identificable. Es muy posible que se establezca una relación sana y afectuosa alumna/maestro pero veamos que hay una línea delgada que, de cruzarse, transforma ese afecto en abuso. Aquí enuncio algunos puntos a tener en cuenta para identificar si se trata de un comportamiento sistemático, es decir, si se ejerce un método ordenado y si éste es puesto a prueba en repetidas ocasiones para perfeccionarse. Aquí hablo de un caso que repite patrones de seducción para con sus alumnas hasta que alguna de ellas accede a operar en la forma que él desea. 


1. La edificación vertical: idealización

Por lo general se entiende que un individuo que llega a la posición de maestro es una persona capaz de organizar sus percepciones del mundo en forma analítica para luego extender herramientas y conocimiento especializado a sus alumnxs. Aquel que logra esto en forma creativa y efectiva suele considerarse un "maestro brillante" y por tanto guía confiable. El deseo de perfeccionarse en cualquier materia abre una puerta de confianza hacia ese buen maestro. La alumna cede a que su forma de percibir el mundo cambie en virtud de lo que este guía ofrece, por lo tanto es vulnerable. Un maestro con ética aportará lo que pueda para el desarrollo de la alumna y en beneficio de ella, no de sí mismo. 

El terror ocurre cuando un maestro aprovecha esta apertura de los sentidos para sembrar nociones en favor de sí mismo. Enaltece su figura ya sea hablando de sus logros o descalificando a terceros. Aprovecha su conocimiento y capacidades para seguir edificando constantemente la admiración hacia él. Se escuda en el virtuosismo o la genialidad y obtiene adeptos, aliados con los que hace crecer su figura de poder bajo el supuesto de que toda esa gente le respalda, así que si estás en su contra, estás en contra de esa legión. Operan entonces un miedo que inhibe la crítica y la sensación de que se es inferior. Bajo estas premisas podemos afirmar que se trata de alguien brutalmente egocéntrico.

2. El acecho y la pesca: cercanía

Un maestro flexible normalmente intenta hablar el lenguaje de sus alumnxs e incentiva cierta identificación para el aprendizaje. El maestro abusador lo hace una vez edificada su imagen externa para acercarse a sus presas, encubre sus intenciones ya sea mediante el sentido del humor o el estudio mismo de su materia. Entonces va dejando anzuelos, mensajes en clave o directos, que le permiten leer reacciones y determinar sujetos elegibles. Estos mensajes finalmente buscan comunicación con sus alumnas fuera del ámbito académico y es muy importante observar qué tan repetitivo es este comportamiento, a veces utilizan las mismas frases y métodos con diferentes alumnas y se pueden percibir casos en generaciones distintas, lo cual evidencia muy claramente un proceder sistemático. Cuando existe intercambio y se perpetúa este modo de convivencia suele ser en secreto, situación que plantea a la alumna como un sujeto "especial", entonces opera un nuevo nivel de idealización que abre la puerta al afecto directo. Resulta siempre halagador que alguien admirable exprese predilección hacia una, ser "su favorita", lo cual también llama la atención a identificar como mujeres si es que estamos replicando patrones que nos ponen en competencia hostil entre nosotras, identificar sin culpa que estas actitudes inconscientes han operado por siglos y son parte de lo que intentamos desmantelar. 

Cabe aclarar que es posible que exista sano intercambio directo entre maestro y alumna e incluso afecto, sin embargo los puntos clave para identificar si se trata de un acoso sutil son la forma en que se llega a ello (quién inicia el contacto y por qué vías), la frecuencia y si hay intención de ocultarlo. También cabe el caso de que una alumna incentive por sí misma estas prácticas pero es SIEMPRE responsabilidad de un docente tener claros los límites y NO EJERCER SU PODER para aprovechar la situación.

3. La "romantización" del afecto

A este punto se llega si la alumna accede a establecer una relación personal con el maestro, aún si en las primeras etapas se trata de un mero intercambio de palabras. El maestro abusador comenzará a elevar la figura de su víctima por encima del resto de sus compañeras, buscará acercarse cautelosamente para transformar ese contacto inicial en una situación romántica (recordemos que los cursos educativos suelen ser de tiempo prolongado, un semestre es mucho tiempo para preparar terreno, no digamos ya un año y que además los maestros de artes pueden tener sustento poético y recursos retóricos que utilizan como arma). Esta es la etapa más peligrosa, puesto que si el método ha sido efectivo, la alumna llegará a involucrarse sentimentalmente y accederá e incluso buscará que se efectúen las consecuencias más graves, propias de una relación amorosa; intercambio de pensamientos mutuos, besos, abrazos y relaciones sexuales. Lo gravísimo de esto es que el depredador ha concretado el consenso y así, se exime de culpa efectiva. Ha logrado llegar al terreno ambiguo donde la ley no es competente para respaldar a la víctima y donde la opinión pública, por decreto del pensamiento patriarcal la hará culpable a ella, sobre todo si es mayor de 18 años. Se da por hecho que es una relación "entre adultos" y entonces él puede muy fácilmente deslindarse de su responsabilidad. 

Es muy importante que como sociedad dejemos de perjudicar a las víctimas con comentarios hostiles y juicios simples, hay que ver a los abusadores como lo que son. Perpetuar la mentalidad que sostiene que "ella se lo buscó" y "sabía en lo que se estaba metiendo" sólo ayuda a solapar a estos falsos ídolos y a que repliquen sus prácticas, porque las mujeres violentadas saben que dar la cara y sacar su caso a la luz las volverá a poner bajo un foco de vergüenza y culpa. 

4. La depredación

En este punto el depredador ha llevado a cabo todo su método y logrado las últimas consecuencias. Lo usual será que sostenga esta relación y le saque el mayor provecho, siempre procurando mantenerla en la sombra. En el momento en que la mujer, que ha pasado de ser su alumna a ser un objeto para su satisfacción, comience a cuestionar su estado o en el momento en que simplemente deje de servirle, será desechable. Si se da que la mujer lo confronte él buscará por todos los medios convencerla de su inocencia, descalificarla y evitar que el caso se vuelva público y terminar la relación para proceder a buscar su siguiente víctima. 

Hasta aquí resulta muy claro que la mujer ha dejado de ser percibida como sujeto y que la actividad docente queda sepultada bajo otras aspiraciones. No sería raro que así mismo se ejerciera otro tipo de violencias veladas para con el resto de sus alumnxs, definitivamente a alguien que obra de esta manera no merece una posición de privilegio. Esta es una invitación abierta a poner mucha atención y a atrevernos a señalar actitudes nocivas para protegernos mutuamente. Lo que hacen los maestros abusadores no tiene justificación, el nivel al que pueden llegar a dañar a una persona es muy profundo, en todos los planos de existencia. Un mínimo detalle puede llegar a revelar grandes perversiones ya por no mencionar la doble gravedad del asunto cuando se trata de un maestro que en paralelo a estas prácticas cuenta con una pareja estable. No se trata de entrar en paranoia pero sí de tener herramientas para identificarlo y hacer frente. 

NOTA: Todas estas anotaciones se basan en una experiencia personal particular pero he intentado señalar los métodos de forma que sean reconocibles en cualquier caso. No significa que todos los maestros abusivos operen de la misma manera, sin embargo si se advierte alguno de los síntomas que menciono, sería sano revisar el caso a fondo. 

Agradezco profundamente a las mujeres valientes y extraordinarias que mediante su testimonio han aportado a este pequeño análisis. Es muy importante que dejemos de avalar este tipo de comportamiento, reforzar nuestras redes y difundir la información. 



domingo, 14 de junio de 2020

Sobre el proceso y la resistencia a tomar partidos

Deshago aquí una madeja sobre la necesidad de encarnar una postura firme desde la existencia social virtual: 

La comodidad de mi individualismo se vuelve insostenible y recurro al cauce externo, he tardado. En medio de un océano de información busco raíz y volverme presencia. Estar, pero ¿de qué modo o para qué?, ¿para QUIÉN?

Me planto frente a un multiverso virtual de cuyas presencias y cuerp+s sé muy poco, acaso su textualidad, acaso su imagen y sus referentes o la memoria de haber compartido un espacio/tiempo. Hay todo un panorama de dónde escoger. Cosas superfluas, cosas divertidas, memes, series, música o películas. 

Pero también frente a 'lo importante' elijo con qué identificarme. 
Entonces hago equipos, me manifiesto a favor de aquell+ que se alinea con mis planteamientos morales, éticos o estéticos. Me mimetizo con el entorno al que deseo pertenecer, implemento su lenguaje y defiendo sus causas. Manifiesto mi deseo de pertenencia en forma de likes y comentarios. Tod+s deseamos reconocernos, no habría por qué someterlo a juicio de valor. En la superficie de lo que nos gusta y lo que no, seguimos jugando como niñ+s.

Empiezo a ver problema cuando lxs equipxs trabajan arduamente en invalidarse o anularse mutuamente. Entonces recuerdo la historia de la humanidad hasta ahora, la quintaesencia de la guerra; ¿qué nos impide coexistir con aquello con lo que no logramos identificarnos, por qué no podemos aceptarlo? Empezaría por pensar que se debe a un dogma, al devenir histórico (individual y/o colectivo) o al miedo.

El pasado: Las instancias dominantes que fueron conquistando la tierra establecieron mandamientos, formas de pensar y organizarse que subsisten hasta ahora, aún si son caducas. Las estrategias de dominación masiva han sido tan efectivas que hemos tardado en darnos cuenta de que obedecemos a preceptos caprichosos y que está en nuestro poder modificar las estructuras, aunque hayamos sido entrenad+s para perpetuarlas. Hemos sido incubad+s en el TERROR y la segregación, negamos lo que no se nos asemeja porque nuestra mirada es parcial. Se nos encamina a desear siempre algo más allá, Tántalos que buscan más dinero, posesiones, juventud, fama, followers. Se aspira a la superioridad económica, intelectual o moral. El odio a nosotr+s mism+s es un cáncer artificial. Odio por no tener tal o no ser cual. Odio y frustración, temor, miedo incontrolable a la muerte; entretenimiento y funerarias para que no sintamos su presencia material. 

El presente: URGE identificar nuestro papel, grande o pequeño, dentro de este proceso. Transformar nuestrxs equipxs en comunidades y escuchar la voz del deseo colectivo que es la voz del tiempo que corre, actuar en consecuencia y cesar el adoctrinamiento repetitivo. Entrenar a futuras generaciones en la autoescucha y la sensibilidad para con l+s otr+s, los animales y la Tierra. Entrenar la piedad y el duelo, aprender el reciclaje en sus infinitos sentidos. 

Lo doloroso es el proceso por medio del cual la voz colectiva se manifiesta y se hace valer. Y es este mismo dolor, que no cuadra con los tiempos del internet, el que nos angustia, nos desespera y nos enferma, porque no alcanzamos a ver el momento en que se efectúe nuestra voluntad. Sentimos más cercano el rigor de la hoguera o la muerte misma (aunque la negamos, porque la seguimos viendo como algo externo). 

Empezamos a ver cómo poco a poco se van estableciendo las máximas de nuestro tiempo por unanimidad: la pederastia es intolerable, el yugo del patriarcado ha moldeado el mundo así que ha de venirse abajo, el capitalismo y la explotación de la Tierra son insostenibles, la heteronorma es insostenible, NO a la discriminación y exclusión por cuestiones origen, sexo, género, edad, salud. Y así las que ud. guste enumerar. Pero a resaltar que las comunidades y las colectivas somos quienes estamos dictando el equivalente horizontal a 'los mandamientos' de nuestra era, que no se nos olvide, que bastante sangre y millones de voces se han sacrificado en esta revolución global de revoluciones. 

A título personal resuelvo lo siguiente: yo misma, en la totalidad de mi condición humana, soy tan capaz de las mayores atrocidades como de las proezas más altas. El trabajo actoral es un diamante en este punto porque no discrimina; quienes actuamos nos damos la oportunidad de identificarnos incluso con lo más absolutamente rapaz, podemos asumir internamente lo que puede volver a alguien pederasta o asesino, entonces abrazamos la otredad que rechazamos, la sublimamos por medio de ficciones y seguimos en el mundo sin cometer actos atroces (con sus horribles excepciones, claro). El corazón se abre. Enuncio la actuación por serme inmediata pero esto será común a quienquiera que busque hacer de su vida una experiencia lo más completa posible. Por eso mi trabajo es aprender, discernir y DECIDIR las acciones que han de equilibrar mi balanza y acaso contribuir al equilibrio del mundo. Y pienso 'equilibrio' como un ideal posterior, porque bien sé que ahora mismo estamos en guerra necesaria en todo el mundo y necesitamos seguir organizándonos y actuar radicalmente para construir junt+s, destruir lo que es necesario destruir y preservar lo que nos sostiene, usar las herramientas para buscar justicia. Si he de tomar partidos sea sin flaquear pero sí manteniéndome flexible y en principio leal a lo que considero sagrado.  

[Aquí va otro gran chorizo sobre qué carajo es la justicia y su papel en el futuro]

Por eso es CRUCIAL reconocernos entre grupxs vulneradxs y SOLIDARIZARNOS. 

Y bueno, bueno, ANTE TODO: ¿de qué sirve que resuelva una postura frente al mundo si fallo en atender mis vicios propios? Frente a la miseria global y la inminencia del espanto cualquier superioridad moral resulta falaz. Yo por ejemplo tengo muy claro que mi estar virtual es un sistema de máscaras seleccionadas a conciencia, porque creo que lo que realmente soy compete a mí y a aquell+s con quienes comparto la presencia. Entonces ¿Escribo como que me lo tomo muy en serio? Pues sí, nimoro, tampoco crean que acá siento que me la sé, tómeseme por mi avatar y ya. Ya sé que todo esto ya se sabe, sólo intento ponerme orden y conversar. Me fascinaría poder decir todo esto vía memes pero el IQ no me da. Procuro hervir el caldo de mis pensamientos mucho tiempo antes de servirlo y me perturrrrrba que todo en las redes es susceptible de transformarse en una guerra pero bueno, lo dejaré aquí y me iré a remojar el cerebro en sus jugos. Ahí nos sintonizamos. 

Yoroshiku onegaishimasu.


viernes, 15 de mayo de 2020

Saborcito amargo.

Me perturba no extrañar el teatro.
Me perturba lo bien que me sientan la distancia y la virtualidad.

Me perturba porque la normalidad de quienes me rodean es añorar el escenario, "repensarlo", "replantearlo", "¡que viva el teatro!". Pienso que tal vez no estoy leyendo suficiente.
Tal vez no estoy haciendo suficiente, siendo suficiente.
No alcanzo ese ideal teatro que tanto extrañan.
Yo veo el triste intento de salvar a una bestiecilla, rara y divina, de la extinción.
Una masa de humanidad que ríe y llora nostálgica, queriendo ser carne, queriendo ser tacto.
Aferrándose. Aterrorizada de morir, de pasar a "otro plano".

Tal vez desprenderse de la piel no sea necesariamente morir.
El teatro es una bestia histórica de información en movimiento.
Rara, divina, hermosa, pulsante. Bestia que claro que no puede más que ser amada.
Así que el teatro vivirá por siempre, en todos los mundos de la conciencia.
Estoy segura.

Pero yo me siento un paria.
¿Qué queda... reconsiderar mi profesión?, ¿desaparecer?
¿por qué me da ansiedad pensar en volver a ello?

Renunciar a esos mundos y a esas personas seguro preservaría mi tranquilidad y, finalmente, ese gran teatro del mundo, no depende de mí ni se trata de mí.
Pero por eso mismo, poco importa mi engranaje, tal vez la paz está en asumirlo.
Y estar cuando se sienta vivo, retirarme cuando no.
Hacerlo sólo por dinero NUNCA más.
Tal vez pienso esto porque me aburro de pensar el teatro así, encerrada.
Y cuando el teatro se aburre, muere. Quizá estamos matándolo con nuestro propio intento soporífero.

Ese teatro está muriendo en mí. El teatro de "academia", el teatro de "impacto y reflexión social", el teatro "culto", el teatro "institucional". El teatro estéril de gente que se junta con aspiraciones titánicas pero sin deseo. Probablemente sólo me equivoqué de lugar. Hay que seguir caminando.

Lo único que pervive sin duda es cuerpo y pregunta.