Este es un breve análisis que busca exponer el proceder de un maestro abusador y así volverlo identificable. Es muy posible que se establezca una relación sana y afectuosa alumna/maestro pero veamos que hay una línea delgada que, de cruzarse, transforma ese afecto en abuso. Aquí enuncio algunos puntos a tener en cuenta para identificar si se trata de un comportamiento sistemático, es decir, si se ejerce un método ordenado y si éste es puesto a prueba en repetidas ocasiones para perfeccionarse. Aquí hablo de un caso que repite patrones de seducción para con sus alumnas hasta que alguna de ellas accede a operar en la forma que él desea.
1. La edificación vertical: idealización
Por lo general se entiende que un individuo que llega a la posición de maestro es una persona capaz de organizar sus percepciones del mundo en forma analítica para luego extender herramientas y conocimiento especializado a sus alumnxs. Aquel que logra esto en forma creativa y efectiva suele considerarse un "maestro brillante" y por tanto guía confiable. El deseo de perfeccionarse en cualquier materia abre una puerta de confianza hacia ese buen maestro. La alumna cede a que su forma de percibir el mundo cambie en virtud de lo que este guía ofrece, por lo tanto es vulnerable. Un maestro con ética aportará lo que pueda para el desarrollo de la alumna y en beneficio de ella, no de sí mismo.
El terror ocurre cuando un maestro aprovecha esta apertura de los sentidos para sembrar nociones en favor de sí mismo. Enaltece su figura ya sea hablando de sus logros o descalificando a terceros. Aprovecha su conocimiento y capacidades para seguir edificando constantemente la admiración hacia él. Se escuda en el virtuosismo o la genialidad y obtiene adeptos, aliados con los que hace crecer su figura de poder bajo el supuesto de que toda esa gente le respalda, así que si estás en su contra, estás en contra de esa legión. Operan entonces un miedo que inhibe la crítica y la sensación de que se es inferior. Bajo estas premisas podemos afirmar que se trata de alguien brutalmente egocéntrico.
2. El acecho y la pesca: cercanía
Un maestro flexible normalmente intenta hablar el lenguaje de sus alumnxs e incentiva cierta identificación para el aprendizaje. El maestro abusador lo hace una vez edificada su imagen externa para acercarse a sus presas, encubre sus intenciones ya sea mediante el sentido del humor o el estudio mismo de su materia. Entonces va dejando anzuelos, mensajes en clave o directos, que le permiten leer reacciones y determinar sujetos elegibles. Estos mensajes finalmente buscan comunicación con sus alumnas fuera del ámbito académico y es muy importante observar qué tan repetitivo es este comportamiento, a veces utilizan las mismas frases y métodos con diferentes alumnas y se pueden percibir casos en generaciones distintas, lo cual evidencia muy claramente un proceder sistemático. Cuando existe intercambio y se perpetúa este modo de convivencia suele ser en secreto, situación que plantea a la alumna como un sujeto "especial", entonces opera un nuevo nivel de idealización que abre la puerta al afecto directo. Resulta siempre halagador que alguien admirable exprese predilección hacia una, ser "su favorita", lo cual también llama la atención a identificar como mujeres si es que estamos replicando patrones que nos ponen en competencia hostil entre nosotras, identificar sin culpa que estas actitudes inconscientes han operado por siglos y son parte de lo que intentamos desmantelar.
Cabe aclarar que es posible que exista sano intercambio directo entre maestro y alumna e incluso afecto, sin embargo los puntos clave para identificar si se trata de un acoso sutil son la forma en que se llega a ello (quién inicia el contacto y por qué vías), la frecuencia y si hay intención de ocultarlo. También cabe el caso de que una alumna incentive por sí misma estas prácticas pero es SIEMPRE responsabilidad de un docente tener claros los límites y NO EJERCER SU PODER para aprovechar la situación.
3. La "romantización" del afecto
A este punto se llega si la alumna accede a establecer una relación personal con el maestro, aún si en las primeras etapas se trata de un mero intercambio de palabras. El maestro abusador comenzará a elevar la figura de su víctima por encima del resto de sus compañeras, buscará acercarse cautelosamente para transformar ese contacto inicial en una situación romántica (recordemos que los cursos educativos suelen ser de tiempo prolongado, un semestre es mucho tiempo para preparar terreno, no digamos ya un año y que además los maestros de artes pueden tener sustento poético y recursos retóricos que utilizan como arma). Esta es la etapa más peligrosa, puesto que si el método ha sido efectivo, la alumna llegará a involucrarse sentimentalmente y accederá e incluso buscará que se efectúen las consecuencias más graves, propias de una relación amorosa; intercambio de pensamientos mutuos, besos, abrazos y relaciones sexuales. Lo gravísimo de esto es que el depredador ha concretado el consenso y así, se exime de culpa efectiva. Ha logrado llegar al terreno ambiguo donde la ley no es competente para respaldar a la víctima y donde la opinión pública, por decreto del pensamiento patriarcal la hará culpable a ella, sobre todo si es mayor de 18 años. Se da por hecho que es una relación "entre adultos" y entonces él puede muy fácilmente deslindarse de su responsabilidad.
Es muy importante que como sociedad dejemos de perjudicar a las víctimas con comentarios hostiles y juicios simples, hay que ver a los abusadores como lo que son. Perpetuar la mentalidad que sostiene que "ella se lo buscó" y "sabía en lo que se estaba metiendo" sólo ayuda a solapar a estos falsos ídolos y a que repliquen sus prácticas, porque las mujeres violentadas saben que dar la cara y sacar su caso a la luz las volverá a poner bajo un foco de vergüenza y culpa.
4. La depredación
En este punto el depredador ha llevado a cabo todo su método y logrado las últimas consecuencias. Lo usual será que sostenga esta relación y le saque el mayor provecho, siempre procurando mantenerla en la sombra. En el momento en que la mujer, que ha pasado de ser su alumna a ser un objeto para su satisfacción, comience a cuestionar su estado o en el momento en que simplemente deje de servirle, será desechable. Si se da que la mujer lo confronte él buscará por todos los medios convencerla de su inocencia, descalificarla y evitar que el caso se vuelva público y terminar la relación para proceder a buscar su siguiente víctima.
Hasta aquí resulta muy claro que la mujer ha dejado de ser percibida como sujeto y que la actividad docente queda sepultada bajo otras aspiraciones. No sería raro que así mismo se ejerciera otro tipo de violencias veladas para con el resto de sus alumnxs, definitivamente a alguien que obra de esta manera no merece una posición de privilegio. Esta es una invitación abierta a poner mucha atención y a atrevernos a señalar actitudes nocivas para protegernos mutuamente. Lo que hacen los maestros abusadores no tiene justificación, el nivel al que pueden llegar a dañar a una persona es muy profundo, en todos los planos de existencia. Un mínimo detalle puede llegar a revelar grandes perversiones ya por no mencionar la doble gravedad del asunto cuando se trata de un maestro que en paralelo a estas prácticas cuenta con una pareja estable. No se trata de entrar en paranoia pero sí de tener herramientas para identificarlo y hacer frente.
NOTA: Todas estas anotaciones se basan en una experiencia personal particular pero he intentado señalar los métodos de forma que sean reconocibles en cualquier caso. No significa que todos los maestros abusivos operen de la misma manera, sin embargo si se advierte alguno de los síntomas que menciono, sería sano revisar el caso a fondo.
Agradezco profundamente a las mujeres valientes y extraordinarias que mediante su testimonio han aportado a este pequeño análisis. Es muy importante que dejemos de avalar este tipo de comportamiento, reforzar nuestras redes y difundir la información.
Gracias por compartir, por escribir, por dar.
ResponderEliminarDejemos de perpetuar el silencio, los nombres desconocidos de los abusadores, señalemos con todas su letras y sonidos. levantemos la voz hasta hacer tanto ruido que no puedan engullirnos en su maldito silencio. GRACIAS por tan valioso texto, me llega al corazón, entre todas somos más.